Scrolling, la nueva sala de espera
Parece que hoy en día la palabra “esperar” se ha vuelto sinónimo de “scrollear”.
“Esperen un momento”, “scrolleen un momento”, “paseen por las aplicaciones de sus celulares por un momento mientras sucede lo que tenga que suceder más adelante”.
Los silencios incómodos que tanto nos exigían hoy se han vuelto simples minutos en que cada uno toma su celular y fijan la mirada en su pantalla hasta que se le ocurre algo qué revisar o finge hacerlo.
Estamos en una nueva etapa de la humanidad en que esos momentos de detenernos a pensar en lo que estamos viviendo, acabamos de vivir o estamos por vivir desaparecen. Los sustituimos siempre por algo más. Nos inyectamos en el cerebro nueva información que no queríamos y que no nos sirve de nada, pues no nos damos el tiempo para procesarla. No existen ya esas pausas en el día en que sólo estamos conectados o fortalecemos la conexión con nosotros mismos, en los que conocemos tanto de nosotros, en donde sólo compartimos el maravilloso momento, atardecer o platillo con quien estamos en ese momento.
Empieza a nacer en el hombre un instinto que busca siempre el mejor ángulo o piensa más en cómo lucirá una experiencia en una fotografía para compartir en sus redes que en disfrutarla realmente en el momento.
“Vamos a ir a un hotel que tiene una alberca con columpios” -“¡wow! Que increíbles fotos vamos a sacar en ellos!-"
Compartir. Un término en su origen noble, profundo y unificador. Hoy compartir es más sinónimo de publicar y evidenciar. Compartir solía ser dar a alguien más algo que quiere o le hace falta o que simplemente quieres darle, algo que es tuyo pero que quieres que tenga para su beneficio o bienestar. Hoy... lo que compartimos es a nosotros mismos, no en el sentido altruista o literal de la palabra, sino más bien compartimos una "imagen" de nosotros, muchas veces una imagen falsa, o siempre la misma como si nuestra vida fuera más bien estática, otras veces nos compartimos de manera profunda y otras simplemente para “compartir” al mundo sólo más de nosotros, de lo que vivimos y no de lo que somos, crecemos o pensamos.
No me malinterpreten. Creo que esta época está llena de posibilidades increíbles, que las redes sociales son el medio para generar y coordinar los cambios y revoluciones sociales que vendrán y que son también un inmenso medio de inspiración y desarrollo. Yo también comparto imágenes, subo historias, yo llego a caer en el “scrolling” sin sentido... solo creo que deberíamos de ser mucho más auténticos en las redes, no digo que esté mal compartir imágenes, historias y opiniones. Simplemente creo que el verdadero “compartir” está en dar al mundo eso que realmente somos y no aquello que queremos que el mundo piense o se quede de nosotros. No tiene caso, todos estamos tratando de entrar en seis o siete estereotipos diferentes de personas: el artista, el cool, el profesionista, el Godin, la blogger, la niña linda... sé tu! Grítale al celular, sube una foto de una mosca si se te antoja hacerlo, haz lo que hagas porque quieres hacerlo y no porque es lo que le debería de gustar a la persona que quieres personificar.
Antes de compartir una experiencia, vívela.
Verás que la mayoría preferirás guardarlas en el tu corazón y no en un carrete de fotos. Al final ningún dispositivo puede revivir mejor y de manera más vivaz un momento que nuestro propio corazón, pues incluye emociones y sentimientos que la cámara o los filtros no son capaces de captar o de proyectar.
Cambia el chip de tu mente. Cuando leas “sala de espera”, lee: “momento para ti”, “pausa y disfruta”, “respira y disfruta de estar vivo, sano y tener tanto que pensar y vivir”, “valora aquella cosa de la que te quejas tanto por no darte un momento para ver lo afortunado que eres de quejarte de lo que te quejas y no de algo mucho más grave”...
Ves? Un minuto y todo eso sale de un cerebro que en lugar de pasar imágenes de una pantalla frente a sus ojos pasa ideas, imágenes y pensamientos a través de su mente.
Hay mucho, mucho más que descubrir dentro de tu cabeza que en las aplicaciones de un celular. Por más improbable que eso parezca, soy consciente de la magnitud e infinidad de posibilidades y de información que existe en un celular. Pues tú mente duplica esa cantidad de posibilidades.
No dejes que nadie decida por ti, ni que el número de seguidores y las expectativas de tus espectadores tracen el rumbo que seguirás o la persona en quien te convertirás.
Dentro de ti hay una persona que no puede fingir ser alguien más porque lo único que sabe hacer perfectamente es ser ella misma. Date la oportunidad de conocerla.
Dame a mí la oportunidad de conocerla.
No hay nada más hermoso que conocer la persona autentica de alguien, porque siempre siempre siempre será una persona completamente diferente, feliz y plena.
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