Un hombre completo

Creo haber conocido a varias personas en quienes, quizá sin que ellas lo sepan, he podido encontrar a hombres y mujeres completos.

Ser un hombre completo no tiene que ver ni con el tamaño, estatura, estilo de vida ni profesión. He conocido hombres completos muy jóvenes, o que se sienten perdidos o inseguros por alguna característica física. Ser un hombre completo tampoco tiene que ver con logros, éxitos o nivel económico. He conocido hombres completos que tienen muy poco con qué vivir o que son profundamente inseguros de sí mismos.
Por otro lado, he conocido hombres con mucho dinero, gran carrera profesional o con grandes logros escolares o sociales que no tienen dentro de sí ésa fortaleza, ése propósito y voluntad... hombres a quienes con un soplo dentro de sus almas, se esfuman, se venden, se traicionan.

Un hombre completo no puede distinguirse ni por su físico, ni por su apariencia, ni por su carácter o ni por su forma de ser o de vestir. Simplemente lo notas. Lo percibes al verlo caminar, por su manera de hablar, de moverse, no por las palabras sino por la forma en que las pronuncia y combina.
Un hombre completo se desborda. Desborda lo que es y lo qué hay en su interior incluso sin saberlo ni quererlo. Es tan auténtico y tan natural que incluso si es un hombre inseguro de sí mismo, confundido o abrumado por la vida, es tan transparente, tan irrevocablemente enamorado de la vida que no puede siquiera dejar de estarlo en los peores momentos.

Un hombre completo no siempre sabe que lo es... quizá la mayoría de las veces no lo saben, pero eso no evita que lo sean. Tampoco sabe siempre qué quiere, pero sabe muy bien en qué cree, cuál es su centro, cuál es su propósito y que su vida y cada acción que realiza tiene un sentido. Aunque no sabe cómo nombrarlo tiene en su corazón grabado lo que quiere hacer con su vida y sabe que es cuestión de tiempo y trabajo antes que lo descubra.

Un hombre completo se mantiene firme con sus ideales, en lo que creyó siempre que estaba bien y recuerda siempre porque empezó.

Creo que no es culpa de los hombres incompletos serlo. Simplemente no se han dado cuenta de la grandeza y unicidad de lo que tienen adentro y simplemente lo tratan de callar o creen que han olvidado lo que son. Pero todos tenemos la capacidad de ser personas completas. Pues nacimos completos y dentro de nosotros está todo lo que necesitamos para serlo. Tampoco es cierto que cuando amamos dejamos un pedacito de nosotros por el cual nunca estaremos completos. Sí, dejamos un pedacito de nosotros en los demás pero amar no es deshacerse en pedazos, es multiplicarse, nunca restarse. Dentro de nosotros siempre está la capacidad de ser completamente nosotros y de desbordarnos. De inspirar a los demás a ser completamente ellos y, por consiguiente, nunca más fingir ser alguien más de quien realmente somos. 

La libertad en el siglo XXI, ya no se quita al encerrarnos en un calabozo, se roba al arrancar de una persona su verdadero ser para reemplazarlo por el idealizado estilo de vida de alguien más.

Por otro lado, un hombre roto...
Un hombre roto es muy diferente a un hombre incompleto. Un hombre roto es alguien que fue un hombre completo pero que se rompió. Tiene todos los pedacitos dentro de sí mismo para poder unirse y completarse de nuevo. Es cuestión de tiempo y está en sus manos la decisión de tomar todas sus piezas y volver a armarse. El amor es siempre el mejor pegamento.









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