La podada

(Esta entrada no es de muchas fotos, es una reflexión, si te da flojera leer, sáltatela)

Hoy después de mil años y de calores intensos, llueve.

Estaba desayunando con mis papás cuando vi que el árbol que se asomaba por el desayunador ya no estaba.
Ese mismo árbol hace unas semanas se había caído a causa del viento y lluvia fuertísima que se vino. Lo levantamos y lo amarramos a la ventana, pero no fue suficiente y tuvimos que deshacernos de el. Ya no se levantaba como debía. Ya no podía.

Lo que me deja pensando una cosa.
Ese árbol se cayó por su tamaño.
Creció demasiado rápido y el peso de la lluvia y el aire sobre sus grandes ramas torcieron las raíces y debilitaron al delgado tronco.

¿Que donde esta la reflexión?
Bueno, pues mi papá la reveló sin querer en la mañana: "a ese árbol había que cuidar su tamaño, pero se le dejo crecer como quisiera y nunca se le podó".

Un árbol al que se le dejó crecer como quisiera, sin darle nunca una podada.
Aveces pienso en porqué hay que vivir ciertas cosas en la vida y porqué se nos limitan otras. Porqué no podemos prepararnos para la vida y educarnos nosotros solos.

Bueno, ese árbol creció. Solo. Sin ayuda de nadie. Pero terminó destruyéndose a sí mismo porque nunca se le puso un alto. Y por no hacerlo, creció como quiso, demasiado pronto. Al final se cayó porque lo que creció en el fueron sus ramas pero lo importante, el tronco y las raíces necesitaban más tiempo para fortalecerse y poder cargar con unas ramas así de grandes.
Ese árbol necesitaba una podada.

¿Qué te detiene?
La mayoría de las cosas que te detienen no son obstáculos. A menos que así decidas verlos.






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