Impulsos de Aburrimiento

La suerte es amiga de la acción
Los Cafres

Abrí los ojos entre libros, escritorios y ropa apilada.
5 de diciembre, primer día oficial de vacaciones. 

Mi casa está siendo remodelada por lo que Claudia y yo estamos viviendo como refugiadas en el cuarto de estudio, camas entre escritorios, ropa entre libros.
Me encanta. ¿Porqué? Duermo junto al librero.
No entiendo qué tienen los libros pero su sola presencia agrega un toque interesante al ambiente. Mirar sus lomos, sus títulos y su orden irregular, abren mi mente. Me hacen pensar.

No tenía nada qué hacer, o tal vez más bien no quería hacer nada. 
Es el primer día de vacaciones, eso significa que lo que pase en mi vida en los próximos dos meses no existe... aún. No hay nada pintado, por primera vez en mucho tiempo, realmente no tengo muchos planes. ¿Que qué voy a hacer estas vacaciones?- Me preguntan. -No sé- respondo, emocionada. Qué bien se siente no saber qué va a pasar cuando estás abierto a lo que venga, cuando tienes fe de que las cosas van a ser mejores. Que tienes el poder para hacer, de lo que venga, algo mejor, independientemente de que sea bueno o malo lo que pase.

En fin, frente al panorama que se viene para estas vacaciones, vi dos posiblidades: la primera era la oportunidad de ver películas todo el tiempo, comer, ver vídeos e Instagram y  salidas con mis amigos. Unas vacaciones deliciosas.

El otro panorama era... en realidad no sabía cuál, sólo sé que sería diferente al primero, que requeriría de voluntad para no poner Netflix en las mañanas y bajar por comida en las tardes, energía para salir a hacer no sé qué cosa con tal de no quedarme a scrollear en mi celular y creatividad para pensar en más cosas qué hacer además de hacer lo que se supone que hace la gente en vacaciones cuando descansa (películas, salir, dormir, comer).

Ayer seguí el primer panorama y escuché a lo que yo llamo: impulsos de aburrimiento, ayer ví una película, me clavé en mi celular y no hice nada, literalmente dediqué un buen rato a no hacer nada.
Si bien podría vivir los siguientes meses así, al final del día me voy a la cama con el cerebro atrofiado y prácticamente con mi vida en automático... y con la terrible sensación de que me estoy perdiendo de algo.

Hoy me desperté con esos impulsos de aburrimiento: ganas de ver una película, y luego otra y luego una serie o algo. Tenía ganas de comer no porque tuviera hambre sino porque no tenía nada que hacer, quería ver qué había de nuevo en Facebook no porque me interesara sino porque esperaba ver algo interesante... Pero no lo encontré, y no me sorprende no haberlo hecho. ¿Qué esperaba encontrar mientras movía el pulgar scrolleando en la pantalla? Ninguna de las actividades que tenía ganas de hacer me divierten. Sólo me entretienen. Y ahí está el problema, que por flojera buscamos cosas que nos entretengan, que nos ayuden a pasar el tiempo... a pasar el tiempo ¿hasta que qué? ¿Qué esperamos que pase? Una película bien vista, que hayas visto porque tenías muchas ganas de verla o porque tengas buena compañía, vale la pena, te aporta. Una película vista porque no tienes nada mejor que hacer, que ves para que te ayude a pasar más rápido el tiempo, te resta vida.

Y eso es lo que sentía que me estaba perdiendo ayer cuando hacía todo lo que mis impulsos de aburrimiento pedían. Sentía que me restaban vida, no sólo por el tiempo que me quitó ver mi celular o no hacer nada sino por lo que dejé de hacer y que me hace sentir de verdad viva. Hoy, con esfuerzo, luché contra mis impulsos de aburrimiento y me dispuse a moverme. Al principio no sabía qué hacer pero prendí mi compu para mandar un mail y se me empezaron a ocurrir mil cosas qué quería hacer con ella: tipografías, armar un portafolio, editar fotos... luego me acordé de todos los pendientes que tengo y que puedo sacar con ella: diseños pendientes, inscripción a la universidad... y luego me di cuenta de que dos meses no me alcanzarán para todo lo que quiero hacer: pintar, escribir, aprender un nuevo idioma, joyería, ordenar, cocinar, aprender a andar en patineta....

Al final, no es necesario saber qué vas a hacer en el futuro para empezar. Basta con estar dispuesto a seguir el primer impulso de acción que te llegue y que lo sigas para que el resto del camino se comience a armar frente a ti.
¿No me crees?
Inténtalo

Identifica tus impulsos de aburrimiento (todo aquello que haces sólo porque no tienes otra cosa mejor que hacer o porque estás evadiendo hacer algo que sabes que deberías de hacer), requiere fuerza para negarse a ellos, pero una vez que lo haces tendrás la mente lo suficientemente despejada para darte cuenta de todo lo que puedes hacer para crecer un poquito más cada día: ver a cierto amigo, practicar cierto deporte, ver cierta película, leer cierto libro, ordenar cierto cajón... ya no son acciones esporádicas sino acciones conectadas que te pueden costar al principio pero a la larga te divierten, te cuestan pero te gustan y que al final no sólo te harán que el tiempo pase volando sino que te estarán haciendo crecer sin que te des cuenta.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Para ustedes...

La famiglia rimane sempre

Hoy